jueves, 10 de noviembre de 2011

Casta Verde

CASTA DE LOS FÍSICOS

   La cuarta de las Castas altas es la de aquellos que están relacionados con las artes curativas: Cirujanos, Farmacéuticos, Investigadores médicos y Curanderos. Universalmente reconocidos como no combatientes durante épocas de guerra.


   A pesar de que el uso de la tecnología se encuentra muy limitado en Gor, la medicina es una ciencia realmente avanzada. Son realmente pocas las enfermedades conocidas en Gor.

Las enfermedades en general eran ahora casi desconocidas en las ciudades goreanas; la única excepción es la temida enfermedad llamada Dar-Kosis, o Enfermedad Sagrada
(Asesino de Gor, cap 2)

  
   Solo existe una enfermedad cuya investigación está prohibida, al considerarse ésta un castigo de los Reyes Sacerdotes y, por tanto, una enfermedad sagrada. Es la llamada Dar-kosis, equivalente a la lepra terrestre.

y apenas pudimos ocultar nuestro horror al ver pasar a un leproso a nuestro lado. Sufría de la incurable enfermedad Dar-Kosis. Estaba envuelto en unos harapos amarillos y utilizaba una matraca de madera para prevenir a los transeúntes
(Guerrero de Gor, cap 9)

La Enfermedad Sagrada —susurró, y señaló su cara.
Esa era la traducción literal de la palabra Dar-Kosis, Enfermedad Sagrada. El nombre se origina en la creencia de que esa enfermedad es sagrada para los Reyes Sacerdotes, y que todos los que la sufren están consagrados a ellos. Por consiguiente también es considerado un pecado el derramar su sangre. De todos modos, los leprosos tenían poco que temer por parte de sus semejantes; su enfermedad era tan aborrecida en el planeta que aun el delincuente más audaz hacía un gran rodeo para evitarlos.
   En diferentes lugares existen cavernas de Dar-Kosis donde los enfermos pueden permanecer voluntariamente y donde se los provee de víveres, arrojados desde el lomo de tarns que vuelan a grandes alturas. Si un leproso habita semejante cueva, ya no puede abandonarla.
(Guerrero de Gor, cap 13)


    Los goreanos gozan de vidas más largas que las terrestres, más saludables y con procesos de envejecimiento muy enlentecidos.

Era un hombre bastante anciano, un hecho poco usual en Gor, donde los sueros de estabilización fueron creados hace varios siglos por la Casta de los Médicos de Ko-ro-ba y Ar, y comunicados a los Médicos de otras ciudades en varias Ferias de Sardar. Es un hecho interesante que las Castas de Médicos de Gor consideran a la vejez como una enfermedad, y no como un fenómeno natural inevitable. El hecho de que pareciera una enfermedad universal no impedía que la casta estudiase el modo de combatirla.
(Asesino de Gor, cap 2)


   Este excepcional estado de salud goreano es posible gracias al uso de los sueros de estabilización.

Los sueros de Estabilización, considerados un derecho de todos los seres humanos, civilizados o bárbaros, amigos o enemigos, se administran en una serie de inyecciones; y por extraño que parezca, el efecto es una transformación paulatina y gradual de ciertas estructuras genéticas que determinan una sustitución constante de células sin deterioro del esquema general. En la mayoría de los casos el efecto está asegurado; pero hay individuos en quienes el efecto no es la estabilización sino la aceleración del proceso degenerativo, aunque esto ocurre raramente. Y son pocos los goreanos que, si creen necesitar el Suero, no piden inmediatamente que se les aplique.
(Asesino de Gor, cap 2)

  
   Los sueros de estabilización no solo están al alcance de los goreanos libres, sino que también se aplican a los esclavos.
  
Cuando terminó, mezcló varios polvos de diferentes tipos en tres o cuatro frascos, añadiéndoles agua. Se me ordenó beberlos.
El último fue realmente nauseabundo.
Necesita los Sueros Estabilizadores.— dijo el médico.
El guarda asintió con un gesto de cabeza.
Hay que administrarlos en cuatro veces.— añadió.
Señaló con la cabeza una plataforma pesada situada en diagonal en una de las esquinas de la habitación. El guarda me ató y me echó, boca abajo sobre ella, y ató mis manos por encima de mi cabeza, muy separadas, con tiras de cuero. Hizo lo mismo con mis tobillos. El médico estaba ocupado con fluidos y una jeringuilla frente a un estante, en una parte de la estancia donde había varios viales.
Grité. El pinchazo fue doloroso. Lo clavó por debajo de mi cintura, sobre la cadera izquierda. Me dejaron sujeta sobre la mesa durante unos segundos y luego el médico regresó para darle un vistazo al pinchazo. Al parecer, no había habido ninguna reacción inusual.(Cautiva de Gor, cap 8)


 

   Vagan por los bosques y campos buscando plantas medicinales para sus pócimas e ungüentos. Con ellas  hacen emplastes, cremas o infusiones según necesiten, gracias a ellos la cicatrización de las heridas es considerablemente rápida.  Aunque tengan su Piedra del Hogar muchos van por las ciudades allá donde se requiere su servicio.

Se te aplicó salvia en la herida. Cicatrizó rápida y limpiamente.
(Cautiva de Gor, cap 10)












   Esta casta se ocupa también de certificar el estado de salud de los esclavos. El reconocimiento médico forma parte de los documentos que debe poseer el propietario de un esclavo.

El edificio en el que me detuve aquellos días era la casa de un médico. Me llevaron por un pasillo hasta una habitación en la que se recibía a las esclavas. Me quitaron el camisk. El primer día, el médico, un hombre tranquilo que llevaba las ropas verdes propias de su casta, me examinó concienzudamente Los instrumentos que usaba, las pruebas a las que me sometió y las muestras que tomó, no eran diferentes de las de la Tierra.[...] Además, algunos de los instrumentos que formaban su equipo distaban mucho de ser primitivos. Por ejemplo, había una pequeña máquina con indicadores y diminutas repisas sobre las que colocaban las muestras de sangre y orina, tejido o cabello. Con un bolígrafo anotaba las lecturas de la máquina. En la pantalla, colocadas sobre la máquina, vi claramente aumentado algo que me recordó una imagen visualizada en un microscopio. Él estudiaba brevemente la imagen y luego hacía más anotaciones. El guarda me había prohibido terminantemente hablar con el médico, como no fuese para contestar sus preguntas, algo que debía de hacer con prontitud y rigor, sin importarme su naturaleza. Aunque el médico era amable, noté que me trataba y consideraba como un animal. Cuando no estaba examinándome, permanecía abandonada en un lado de la habitación, donde me arrodillaba sola, sobre los tablones, hasta que me necesitaba de nuevo. Hablaban de mí como si yo no estuviera presente.
(Cautiva de Gor, cap 8)




Vestimenta de la casta

   El color de su Casta es el verde.

y decidió vestir la túnica verde de la Casta de los Médicos.
(Asesino de Gor, cap 21)

Pasó cerca un médico, con sus ropas verdes
(Cazadores de Gor, cap 3)


* Las imágenes mostradas no son reales y obedecen a nuestra libre interpretación de la descripciones hechas en las Crónicas de la Contratierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario